LOS NIÑOS Y LA
ADICCIÓN A LA TECNOLOGÍA.
Hace solo 20 años, los niños jugaban
todo el día al aire libre, montaban en bicicleta, hacían deporte y construían
fuertes. Los niños de antes, con su dominio de juegos imaginarios, creaban su
propia forma de divertirse, que no necesitaba un equipamiento costoso ni la
supervisión de los padres. Los niños de antes se movían... mucho, y su mundo
sensorial era natural y sencillo. Antes, la familia pasaba gran parte del
tiempo limpiando y trabajando en la casa, y los niños tenían obligaciones que
cumplir a diario. La mesa del comedor era un lugar central en el que las
familias se reunían para comer y hablar de cómo había ido el día, y después de
cenar se convertía en el sitio en el que se hacían bizcochos, trabajos manuales
y deberes.
Hoy las familias son diferentes. La influencia de la tecnología en una
familia del siglo XXI está fracturando su base y causando una desintegración de
los valores fundamentales que hace tiempo eran el tejido que las unía. Los
padres tienen que hacer juegos malabares con la escuela, el trabajo, la casa y
la vida social, y dependen enormemente de las tecnologías de la comunicación,
la información y el transporte para lograr unas vidas más rápidas y eficientes.
Las tecnologías del entretenimiento (televisión, internet, videojuegos, iPads,
teléfonos móviles) han avanzado con tal rapidez que las familias apenas se han
dado cuenta del enorme efecto y los grandes cambios que han supuesto en su
estructura familiar y su estilo de vida. Un estudio llevado a cabo en 2010 por
la Kaiser Foundation mostraba que los niños en edad de primaria consumen un
promedio de 7,5 horas diarias de tecnologías del entretenimiento, el 75% de
ellos tienen televisor en su dormitorio, y el 50% de los hogares estadounidenses
tienen la televisión encendida todo el día. Ya no hay conversación en torno a
la cena, sustituida por la gran pantalla y la comida para llevar.
Según los expertos de ISEP Clinic , centro de atención
clínica del Instituto Superior de Estudios Psicológicos, los adolescentes otorgan un valor
fundamental a las nuevas tecnologías y a internet, como un signo de identidad y
de estatus, y su uso se ha convertido en prioritario en su vida.
“Estar conectado y poseer las
últimas tecnologías para ellos es indispensable”, añade un informe de este
centro. Antes para los padres, el celular que llevaban sus hijos significaba
tenerlos controlados y localizados, y les aportaba tranquilidad, explica el
informe de este centro. Pero ahora, después de ver que los jóvenes van a todas
partes con estos dispositivos y los consultan continuamente mientras están en
la mesa o estudiando, los padres perciben que las nuevas tecnologías pueden ser
una gran amenaza que genera en los jóvenes una conducta adictiva.
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