Actualmente las nuevas tecnologías forman parte de nuestra
vida diaria. Llegan a ser muy útiles, sin embargo, en ocasiones hacemos un uso excesivo
y casi peligroso de ellas, incluso pueden contraer algunos problemas psicológicos
con el abuso de estas.
Los adictos a las nuevas tecnologías, Internet, móviles o
videoconsolas, entre otros, experimentan aislamiento, gasto incontrolado,
depresión y ansiedad. Algunos indicios
que pueden ayudar a reconocer a personas que sufren esta enfermedad son por
ejemplo el descuido de sus tareas, lo que provoca un descenso del rendimiento
académico en el caso de los niños o laboral en la población adulta.
Los móviles son los que más problemas nos están ocasionando.
Cada vez no crean más la necesidad de tener el que mayores funciones y
aplicaciones tenga.
Y este tipo de adicciones afecta a todos los ámbitos de la población,
desde los más jóvenes que empiezan a darle uso a estas tecnologías desde muy
pequeños, hasta los más ancianos.
Hay personas que debido a su personalidad son más propensas
que otras a caer en estas adicciones. En general suelen ser personas un poco compulsivas, con cambios de humor,
dificultad para enfrentarse a problemas,
dependencia emocional, baja autoestima, falta de habilidades sociales y
dificultad para enfrentarse a problemas y encontrar soluciones.
Las redes sociales y el chat permiten a personas tímidas
relacionarse más fácilmente, ya que pueden mentir sobre sí mismos y vencer su
miedo a conocer gente nueva. El tratamiento que mejor funciona para estas
adicciones es alejarse por completo de aquello que provoca adicción, aunque en
el caso de las nuevas tecnologías puede resultar más difícil de conseguir, ya
que continuamente son necesarias casi para cualquier cosa por ejemplo en el
trabajo o para comunicarse.
además
de la sensación de ser parte de un grupo, está la de sentirse acompañado por
éste. Se crea así también la necesidad de estar continuamente conectados con el
resto del mundo. En caso de no poder hacerlo, ya sea extravío del teléfono,
batería agotada o olvido en casa, surge una sensación de soledad que incomoda
profundamente, mostrando la carencia de la capacidad de acompañarse a sí mismo
La tecnología está influyendo en quiénes somos socialmente.
El desafío, ahora, es aprovechar estas características para que efectivamente,
la comunicación sea mejor, sin embargo, incluso pueden que se produzca la aparición de algunas enfermedades:
El
síndrome de la llamada imaginaria. Hasta el 70% de los usuarios de dispositivos
móviles han sufrido alguna vez la alucinación de que su celular había sonado o
vibrado sin que en realidad lo hubiera hecho. La explicación es que nuestro
cerebro ha empezado a asociar al teléfono móvil cualquier impulso que recibe,
especialmente si estamos estresados.
Nomofobia. Este término, derivado de las tres palabras 'no', 'móvil' y 'fobia', habla por sí mismo. Describe la angustia causada por no tener acceso al celular, y puede variar desde una ligera sensación de incomodidad hasta un ataque grave de ansiedad. Efectivamente, muchos son propensos a experimentar miedo al darse cuenta que su móvil no está donde debería estar.
Cibermareo. Esta palabra fue acuñada en los años 90, cuando aparecieron los primeros dispositivos de realidad virtual. Hace referencia al mareo que sienten los usuarios de aparatos de realidad virtual, y que son parecidos a los que algunas personas sufren cuando viajan en un medio de transporte. Solo que permaneciendo inmóviles.
Depresión del Facebook. Algunas personas se deprimen porque tienen muchos contactos en las redes sociales, otros por la falta de ellos. Lo más habitual es entrar en Facebook para alabar a los amigos, subir fotos o escribir sobre acontecimientos agradables. Pero los usuarios que pasan mucho tiempo en las páginas de redes sociales de otras personas suelen sentirse deprimidos por su vida cotidiana.
Dependencia de Internet. Se trata de la necesidad enfermiza de estar todo el tiempo conectado a la Red. Puede llegar a afectar seriamente la vida privada y social de los adictos a Internet.
Dependencia de videojuegos en línea. Esta dependencia está muy extendida. Recientemente, para rehabilitar a los que padecen esta enfermedad, se han creado varios programas consistentes en 12 fases, igual que la terapia de alcohólicos anónimos.
Cibercondria. Otro trastorno muy común. Los que lo sufren se convencen de que padecen alguna o varias enfermedades de cuya existencia se han enterado en Internet. El problema es que uno puede empezar a encontrarse realmente mal a causa del efecto nocebo, lo contrario al efecto placebo.
Efecto Google. Es cuando nuestro cerebro se niega a recordar información como consecuencia de la posibilidad de acceder a ella en cualquier momento. ¿Para qué aprender algo de memoria si los buscadores nos permitirán encontrar cualquier dato cuando lo necesitemos? El problema es que esta enfermedad pueden padecerla no solamente los que no tienen ganas de memorizar, sino que todos los usuarios de Internet son susceptibles de sufrirla.
Nomofobia. Este término, derivado de las tres palabras 'no', 'móvil' y 'fobia', habla por sí mismo. Describe la angustia causada por no tener acceso al celular, y puede variar desde una ligera sensación de incomodidad hasta un ataque grave de ansiedad. Efectivamente, muchos son propensos a experimentar miedo al darse cuenta que su móvil no está donde debería estar.
Cibermareo. Esta palabra fue acuñada en los años 90, cuando aparecieron los primeros dispositivos de realidad virtual. Hace referencia al mareo que sienten los usuarios de aparatos de realidad virtual, y que son parecidos a los que algunas personas sufren cuando viajan en un medio de transporte. Solo que permaneciendo inmóviles.
Depresión del Facebook. Algunas personas se deprimen porque tienen muchos contactos en las redes sociales, otros por la falta de ellos. Lo más habitual es entrar en Facebook para alabar a los amigos, subir fotos o escribir sobre acontecimientos agradables. Pero los usuarios que pasan mucho tiempo en las páginas de redes sociales de otras personas suelen sentirse deprimidos por su vida cotidiana.
Dependencia de Internet. Se trata de la necesidad enfermiza de estar todo el tiempo conectado a la Red. Puede llegar a afectar seriamente la vida privada y social de los adictos a Internet.
Dependencia de videojuegos en línea. Esta dependencia está muy extendida. Recientemente, para rehabilitar a los que padecen esta enfermedad, se han creado varios programas consistentes en 12 fases, igual que la terapia de alcohólicos anónimos.
Cibercondria. Otro trastorno muy común. Los que lo sufren se convencen de que padecen alguna o varias enfermedades de cuya existencia se han enterado en Internet. El problema es que uno puede empezar a encontrarse realmente mal a causa del efecto nocebo, lo contrario al efecto placebo.
Efecto Google. Es cuando nuestro cerebro se niega a recordar información como consecuencia de la posibilidad de acceder a ella en cualquier momento. ¿Para qué aprender algo de memoria si los buscadores nos permitirán encontrar cualquier dato cuando lo necesitemos? El problema es que esta enfermedad pueden padecerla no solamente los que no tienen ganas de memorizar, sino que todos los usuarios de Internet son susceptibles de sufrirla.
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