Durante la última década se han producido
vertiginosos avances tecnológicos y un creciente uso de los dispositivos
móviles con conexión a internet. Herramientas como el chat o las redes sociales pasaron del uso privativo del
ámbito empresarial al necesario uso personal.
Según el equipo de psicólogos de ISEP Clinic, ser adolescente en la actualidad implica tener el último iPhone, Blackberry, tablet, la PSP o la Nintendo 3DS con conexión wifi, y muchas veces los hijos, incluso, disponen de tecnología más avanzada que la que poseen sus padres.
Antes para los padres que sus hijos tuvieran móviles significaba tenerlos
controlados y localizados, y les aportaba tranquilidad, explica un reciente
informe.
Pero ahora, después de ver que los jóvenes van a todas partes con
estos dispositivos y los consultan continuamente mientras están en la mesa o
estudiando, los padres perciben que las nuevas tecnologías pueden ser una gran
amenaza que genera en los jóvenes una conducta adictiva, destacan los expertos
de ISEP Clinic.
Los progenitores suelen consultar con expertos las medidas que
tienen que seguir para que sus hijos hagan un uso adecuado de la tecnología y
que no se conviertan en adictos.
¿Qué hago si mi
hijo padece una adicción al teléfono móvil?
Es recomendable no ofrecer uso ilimitado (tarifa plana) a un niño.
También es conveniente controlar el uso del teléfono inteligente o revisar la
factura para ver los minutos gastados. Tener internet en el móvil no es
recomendable para menores de edad que aún no saben cómo desenvolverse por la
red.
¿Cuánto tiempo debo dejar a mi hijo navegar en la red?
No hay un tiempo preciso. Sin embargo, los padres deben tener un
criterio al respecto y establecer pautas consensuadas dependiendo de cada caso.
Es recomendable que entre semana el tiempo no sea superior a media hora al día
y, los fines de semana, se puede ampliar a una hora, dando siempre prioridad a
los deberes y trabajos.
¿Debemos prohibir el
uso del ordenador o el móvil a nuestros hijos?
La respuesta es un no rotundo. Las nuevas tecnologías están y
estarán ahí y nuestros hijos, tarde o temprano, se incorporarán a ellas. Lo
importante es enseñarles un uso racional y responsable para que estos se
familiaricen con las nuevas tecnologías y las empleen como útiles herramientas
de trabajo.
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